El pozo de Jacob

Juan 4: 5 - 30
Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.

Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.

La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.

Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.

Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.

Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.

Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?

Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?

Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.


Jeremías 2:13

Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.


Juan 7:37-38
Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

 

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Vivimos en un mundo en el cual hombres y mujeres no dejan de pasar buscando entretenimiento, algunos lo buscan en actividades sanas como el deporte, senderismo, viajes... pero otros lo buscan en vicios, drogras, alcohol y toda actividad perjudicial no sólo para sus vidas sino para aquellos de su alrededor. Todos los seres humanos tienen algo en común, intentan llenar un vacío que se encuentra en el interior de sus vidas, ese hueco que intentan llenar a través de actividades diversas pero nunca logran llenarlo, los placeres duran instantes pero luego vuelve ese vacío, por más dinero que se gasten ese vacío no hay manera de llenarlo sin Dios.

Toda persona que intenta llenar ese hueco en su corazón, busca agua en pozos profundos que les ofrecen un agua que calma la sed momentaneamente pero luego vuelven a tener sed, pero Jesucristo dice en su Palabra en Juan 4:13-14, que Él ofrece un agua viva que hará que las personas no tengan sed jamás.

Pero, ¿qué ocurre cual aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador y recibimos esa agua viva?

Cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón, Él llena ese hueco preparado de antemano en el ser humano para que sólo Él pueda llenarlo, entonces la persona recibe un gozo (
Salmos 51:12), una alegría, una esperanza para su vida la cual nunca había experimentado antes.

1 Timoteo 1:15 Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores...

Isaías 12:3 Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.

 

Jesucristo es esa fuente de salvación, quien recibe a Jesús en su vida como su Señor y Salvador, no tendrá necesidad de buscar más en el mundo para llenar un vacío que sentía en su vida, porque Cristo le ha llenado con esa agua viva que salta para vida eterna.

Hay cristianos que se han apartado de Dios porque un día dejaron de acudir a Cristo y volvieron a buscar agua a esos pozos estancados que están en el mundo, bebiendo de esas aguas que lo único que hicieron es contaminarles y ocasionarles la muerte espiritual. Pero Cristo es una fuente de aguas vivas dispuesta a dar de beber a todo aquel que acude a Él arrepintiéndose de sus pecados y apartándose de todo aquello que quiere apartarlo de Dios.

Si eras cristiano y un día por alguna razón te apartaste de Dios, dejaste de orar, de leer su Palabra, dejaste de pasar tiempo en su presencia...HOY es el día para que te pares en el camino y vuelvas al redil del Buen Pastor (
2 Corintios 6:2), no importa lo que hayas hecho que te haya apartado de Dios, si acudes a Él arrepentido/a y apartándote del pecado, Cristo te perdona nuevamente y te recibe con los brazos abiertos como hizo el padre del hijo pródigo (Lucas 15:11-32)

No busques en el mundo lo que no se te ha perdido, sólo en Cristo está la plenitud de la vida (Juan 1:4), porque Él es la vida (Juan 14:6), y ofrece vida eterna (Juan 3:15) a todo aquel que le abre su corazón (Apocalipsis 3:20) y le ama, guardando su Palabra (Juan 14:23) y apartándose del pecado (2 Timoteo 2:19).

¡Dios te bendiga en este día!


Juan 15:5
Dice el Señor: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de nada podéis hacer.

 

 

 

 

 

 

 

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