se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
Mateo 8:6-10,13
Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
¿Qué es nacer de nuevo? Nacer de nuevo no es volver al vientre de nuestra madre y renacer, significa nacer del Espíritu, es decir hacer morir el hombre terrenal, viciado a las contumbres carnales
y pecaminosas y nacer del Espíritu de Dios, siendo la misma persona pero sin tener el mismo estilo de vida y habiendo sido limpiado con la sangre de Cristo, pasar a ser Hijo de Dios.
En la naturaleza, Dios nos ha dado un claro ejemplo de lo que es nacer de nuevo, la oruga va arrastrándose por el suelo día tras día, hasta que llega un día en el cual se encierra en un capullo y
pasa a estar "muerta": Tras un tiempo de haber sido regenerada, la misma oruga sale de ese capullo siendo una mariposa, un mismo ser pero totalmente diferente, sin las costumbres de la
vieja oruga y llevando una vida totalmente nueva.
Así es la persona que le abre su corazón a Cristo reconociéndolo como su único Salvador, es regenerada y recibe un toque de Dios para comenzar una nueva vida en Cristo, dejando atrás lo pasado y haciendo nuevas todas las cosas: se acabaron las drogas, el alcohol y todo tipo de vicios que tenían atada a esa persona, porque Cristo tiene poder para libertar a todo aquel que le acepta como su Señor...
Necesitamos recibir un toque de lo alto para ser convencidos de pecado, pedir perdón a Dios y aceptar al Señor en nuestras vidas y así
poder ser transformados por Él (Juan 16:7-8). Necesitamos un toque de lo alto para perdonar al que nos ha hecho daño en algún momento de nuestras vidas. Dios nos dice en su Palabra que para que recibamos el
perdón de Dios también debemos de perdonar a los que nos han ofendido a nosotros.
Mateo 6:14-15
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Hay cosas en la vida que cuesta muchísimo perdonar o que parece prácticamente imposible, más solamente Dios puede capacitarte y darte la fuerza para perdonar...maltratos,
abusos, falta de cariño, amor y respeto, abandono, rechazo... esa falta de perdón se convierte en una gran herida en el alma de la persona que lo único que produce es dolor, resentimiento y que esa
persona vaya hiriendo a quienes les rodea más tarde o más temprano. Pero si esa persona herida, reconoce delante del Señor que necesita un toque de lo alto para poder perdonar esa
falta, y reconoce que es débil y que necesita la fuerza que sólo el Señor da, fiel y justo es Dios que extenderá su mano y la abrazará, ayudará y alentará para que perdone al que le hirió,
mientras que a su vez va sanando su herida y resturando todo aquello que estaba roto en su alma.
1 Juan 1:9
Somos vasos de barro en las manos de Dios, y hay ciertas áreas en nuestras vidas que, por no estar bajo el control de Dios, son como grietas en nosotros por donde se
escapan la unción y la bendición de Dios, más si llevamos toda área de nuestras vidas a los pies del Maestro, Él se encargará de tapar toda grieta para que, no sólo no se escape aquella agua de vida
que Él deposita en nosotros, sino que seremos llenos con el poder de su Espíritu Santo pudiendo salpicar a otras vidas con el amor que Dios ha ido derramando en nosotros.
Juan 4:10