Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
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Cuán grandes promesas nos da Dios a través de su Palabra. Hoy hablamos sobre la Cena de las Bodas del Cordero. A sus hijos, el Señor nos llama bienaventurados por ser convidados a esa cena.
Pero, para ir a esa cena debemos estar preparados y con nuestras lámparas llenas de aceite, orando y velando, porque no sabemos a qué hora va a venir el Señor a por nosotros, su Iglesia
(Lectura recomendada: Mateo 25:1-13).
El Señor viene pronto, viene por una iglesia santa, gloriosa, sin mancha ni arruga, una Iglesia que anhela la venida de su Salvador y que vive en plena comunión con Él, que se aparta del
pecado, que quiere estar consagrada para su Señor. Como Iglesia de Cristo, debemos estar orando y velando, humillándonos ante la gloriosa Presencia de Dios cada día, con un corazón
humillado y que le pide perdón al Señor por cualquier falta cometida para ser limpiados con su sangre derramada en la cruz y siendo purificados de toda impureza leyendo la Palabra de
Dios cada día...
Dios quiere santificarnos a través de la lectura de su Palabra, pero la lectura de su Palabra va acompañada de la oración que le pide al Señor que le abra su entendimiento y le de
sabiduría para comprender la Palabra leída...
Lucas 24:45
Qué bueno es el Maestro, necesitamos escudriñar las Escrituras y Él nos revelará todos los misterios de la sabiduría de Dios que se encuentran en su Palabra...
Romanos 11:33
Estamos en un tiempo muy delicado y peligroso y la Iglesia de Cristo debemos de guardarnos íntegra para el Señor, quien dio su vida por nosotros, no teniendo en cuenta nuestra condición de pecadores,
sino que vio más allá de nuestro estado pecaminoso, viendo lo que Él lograría hacer de nosotros una vez hecho el sacrificio por nuestros pecados y aceptándolo en nuestras vidas. Debemos tener temor y
temblor por obedecer a Dios y a su Palabra, el Evangelio no es adaptarse a un "estilo de vida", es vivir para Dios, consagrarse para Él y apartarse del pecado, siendo conscientes que el Señor nos ha
dado una vida nueva, no estando ya bajo la esclavitud del pecado, sino estando en la libertad que El nos da rompiendo esas cadenas que nos ataban a vicios y pecados.
El Cristiano vive agradecido a Dios por haberle dado una razón para vivir, por llenar ese vacío que tenía por tantos años en su vida y que con nada lograba llenar, y por liberarlo de todo yugo de esclavitud que lo único que hacía es hundirlo más y más en un lodo del cual no podía salir. Los yugos de esclavitud son muchos y muy diversos, pueden ser la droga, el alcohol, todo tipo de vicio, la mentira, la codicia, la vanidad, el egoísmo, la lujuria.... pero Cristo rompe todas esas cadenas haciendo de ti alguien totalmente limpiado y renovado por la sangre de Cristo y bienaventurado, alguien a quien Él quiere llevar a las Bodas del Cordero y que esté con Él por toda la eternidad dándole el regalo de la vida eterna.
El Señor viene pronto a llevarnos con Él, preparémonos llenándonos de su Espíritu Santo, para que en nuestras vidas no falte el aceite fresco de su unción, y nuestras lámparas estén encendidas
esperando la llegada de nuestro Salvador.
¡Dios te bendiga y guarde para estar preparado para asistir a las Bodas del Cordero!
Un consejo a tener en cuenta: Cuánto menos cosas de este mundo tengas en tu vida, malos hábitos, música que no glorifica ni adora a Dios.... menos peso tendrás ese día en que Cristo venga para
arrebatar a su Iglesia. El mundo intentará tirar de tí si en tu vida se hallan cosas del mundo(Juan 15:19), apartémonos del mundo y de su contaminaciòn pecaminosa y consagrémonos para Cristo
y viviendo en santidad buscando ser llenos de su Espíritu cada día.