...Hacedlo todo para la gloria de Dios.
1 Pedro 4:11
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien
pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
2 Corintios 5:14-15
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para
aquel que murió y resucitó por ellos.
1 Corintios 9:26-27
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
2 Corintios 10:4-6
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Hebreos 12:14
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
1 Pedro 2:9
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable;
Dios bendiga su Santa Palabra.
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Como Cristianos debemos llegar a comprender en algún momento de nuestras vidas, que
ninguna persona nos hemos merecido el sacrificio tan grande que hizo el Señor Jesucristo entregando su vida
por todos nosotros, y cargando en sí mismo con la culpa que merecíamos por nuestros delitos y pecados.
Jesucristo ya lo hizo todo en la Cruz, no necesitamos hacer penitencias ni grandes sacrificios para llevar una vida como a Él le glorifica, en Santidad delante de su presencia. Nos basta con
humillarnos cada día ante Él,
confesarle nuestros pecados y pedirle perdón por ellos con humildad y sinceridad. Hay que añadir, que
aunque todo lo hizo
Jesucristo y nos lo ha dado por su gracia (
Romanos 3:24), como
Cristianos
debemos comprender el grado de responsabilidad que tenemos una vez que hemos recibido en nuestras vidas la luz del Evangelio. (
Salmos 119:105). Dios puede demandarnos el no haber hablado de Él a una persona a la
cual habíamos sentido hablarle departe de Dios (
Ezequiel 3:18).
Tenemos una gran responsabilidad en el lugar en el que Dios nos ha puesto en cada momento de nuestras vidas, sea en un trabajo, en un barrio, debemos dejarnos guiar por el Espíritu Santo
para que hablemos acerca del Evangelio de Salvación a toda persona que Él nos lleve a hablarle. No podemos decir "¡No!" cuando el Señor nos habla, confirma y nos dice "¡Sí!", porque entonces
entraríamos en desobediencia y en la posterior pérdida de la comunión con Dios, quedando expuestos a ser derribados por el enemigo, Dios lo reprenda.
Por ello, es primordial que busquemos y anhelemos
consagrarnos para Dios, que no nos conformemos con un estilo de vida cristiano y saludable.
Dios quiere que todos
lo busquemos más, quiere llenarnos de Su Espíritu Santo, para que marquemos la diferencia, para que seamos luz en medio de las tinieblas(Mateo 5:14) quiere usarnos en plenitud con aquellos dones que Él depositó
en nosotros y que hablemos en todo tiempo la Palabra de Verdad,
con el fín de que ganemos nuevas almas para Él, vivamos vidas en Santidad y estemos apartados para
Dios, buscando su Presencia y llenura cada día.
Efesios 1:12-13
A fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la
promesa.
Pidámosle al Señor que nos ayude a apartar un tiempo valioso para estar cada día en su Presencia, anhelemos conocerle más, vivir más cerca de Él, caminar con Él, estemos en silencio ante su
Presencia, escuchemos su voz y leamos su Palabra, para que cuando estemos pasando por cualquier prueba o tribulación, podamos sentir que está cerca de nosotros, como nunca antes lo
habíamos sentido. Y podamos decirle....
Job 42:5
De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.
Dios te bendiga querido/a y nos permita vivir vidas consagradas para Cristo. ¡Para su gloria!