Órden de Prioridades


Mateo 10:37-38
El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

Mateo 19:27

Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?


Mateo 19:29

Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.

 

Éxodo 20:12

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.


Mateo 6:24-26
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?


Mateo 6:33

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

 

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Vivimos en una sociedad cuya tendencia es a aumentar la tecnología, llevar un estilo de vida "más cómodo" para las personas y a respetar lo que haga el prójimo aunque ésto vaya en contra de las leyes de Dios y sea contranaturaleza.

Pero una cosa es respetar a las personas y otra cosa muy diferente es estar de acuerdo en su conducta, que lo único que puede llevarle es a la destrucción de su hogar, de su propia vida e incluso repercutir al resto de personas.

A medida que el ser humano descubre nuevos inventos y máquinas que le ahorran inversión y tiempo tanto a empresarios como a empleados, va hundiéndose cada vez más en unas arenas movedizas ya que, a medida que las empresas instalan más tecnologías y sistemas informáticos, menos empleados se van necesitando, de forma que las cifras del desempleo van a ir aumentando cada vez más, haciendo que hogares se desplomen económicamente y, obligando a su vez, que más miembros de la unidad familiar tengan que estar trabajando para poder mantener una estabilidad económica. Entonces, lo que parecía que iba a ser algo bueno para las personas, resulta que ha venido a ser un problema bastante preocupante ya que, el ser humano no ha sabido establecer UN ÓRDEN DE PRIORIDADES, ni en su vida espiritual ni en todo lo que le rodea, empezando desde su hogar y acabando en el trabajo.
 

El hecho de que tanto padres como madres tengan la obligación de estar trabajando para hacer frente a tantas deudas contraídas (préstamos, hipotecas, seguros, coches, facturas....), a su vez lleva a un desequilibrio en el hogar que es bastante perjudicial para los hijos, ya que, éstos se encuentran generalmente al cuidado de personas extrañas, quedando expuestos no sólo al peligro que existe debido a tanta corrupción moral existente a día de hoy, sino que crean un vacío emocional que sólo pueden llenar sus padres prestandoles la atención y el cuidado que necesitan.

Satanás, que el Señor lo reprenda, ha sabido preparar bien el terreno para atacar y destruir a los matrimonios y a las familias, primero endulzandoles para que se endeuden comprando coches nuevos, viajes, ordenadores de última generación, prendas de marca, casas que requieren grandes préstamos,etc... para luego, una vez que estén bien entrampados, esclavizar a la familia empezando desde los padres hasta los hijos.

Pero Dios no desea eso, Dios dice en su Palabra que Él nos suple de todas nuestras necesidades, pero el problema surge cuando no acudimos a Él y nos apoyamos en nuestra propia prudencia y en nuestra propia manera de hacer las cosas...
 

Proverbios 3:5

Fíate de Dios de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.


Proverbios 14:12

Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.

Cuidado con dar en nuestras vidas lugar a la codicia y al deseo de poseer aquello que sólo pueden adquirir personas de alto poder adquisitivo. No podemos poner nuestra confianza en las riquezas, y mucho menos confiar en bancos a instituciones financieras para que "hagan realidad nuestros sueños" ya que, éstos lo único que pueden hacer es dejar a las personas absolutamente sin nada.

Podemos ver el ejemplo de cuántas familias han estado pagando sus hipotecas durante años, y que por motivos ajenos a su voluntad, se encuentran a día de hoy desauciados, algo terrible que no debería pasarle a nadie.

No sabemos qué ha estado moviendo a cada familia a endeudarse ya que cada familia es diferente y tiene diferentes metas en la vida, pero si sabemos cuál es la solución que Dios da por medio de su Palabra. Dios desea que pongamos nuestra plena confianza en Él. No importa lo que haya pasado en tu vida, Él te acepta tal como estás y desea hacer todo de nuevo.

Pero para ello, lo primero que debemos hacer es reconocer nuestras faltas y darle a Dios el primer lugar de nuestras vidas, estableciendo un órden de prioridad según nos guía la Palabra de Dios, dándole segundo lugar a nuestro cónyuge (Efesios 5:31) y posteriormente a hijos, prójimo y todo lo demás (Mateo 10:37-38). Sería un error darle el primer lugar a alguna persona, algo material o empresa ya que, éstos pueden fallarnos en cualquier momento, pero Dios nunca falla.

 

Cuando acudimos a Cristo, debemos despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia (Hebreos 12:1), y revestirnos de Él, tomando la armadura de Dios para pelear la batalla de la fé (Efesios 6:11).  Dejar casas, hermanos, padre, madre o mujer o hijos no es que Dios desea que abandonemos a nuestra familia ya que Él no quiere la división sino la unidad en amor, pero lo que si quiere es que le demos a Él el primer lugar de nuestras vidas como nuestro Padre celestial y único Dios, sin darle ese lugar que sólo pertenece a Él a ninguna persona o cosa.

Hay un lugar en nuestro corazón que sólo se llena con la plenitud de la presencia de Dios cuando Cristo entra a morar en nosotros (
Apocalipsis 3:20), si intentamos llenar ese lugar creado para Dios con otras cosas, fracasaremos una y otra vez, nos llevaremos desilusiones y desengaños, pero cuando ese lugar es ocupado y llenado por Aquel por quien y para el que fue creado, alcanzamos la plenitud de vida que Dios quiere para nosotros en Cristo Jesús.

Acostumbrémonos a vivir de una manera que agrada a Dios, dándole el primer lugar a Él, y Dios se encargará de ordenar todas las demás cosas en nuestras vidas. Cuando le entregamos al Señor nuestros sueños, nuestros proyectos e ilusiones, pidiéndole que haga su voluntad en nuestras vidas, y permitiéndole que aquello que no es de su voluntad no permita que se lleve a cabo, no sólo estaremos negando nuestra propia voluntad sino anteponiendo la voluntad de Dios a la nuestra.

¡Que el Señor te bendiga y ayude a establecer el órden de prioridades bíblico en tu vida!

 

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